El albaicín de Campo de Criptana lo conforman las calles estrechas y altas de la población, típicas de Castilla-La Mancha por tener una pendiente pronunciada y por los colores blanco y añil de sus casas. En el siglo XVI los moriscos (cristianos que antes habían sido musulmanes) fueron repartidos por los distintos pueblos de Castilla debido a la sublevación de estos en el reinado de Felipe II. Algunas de las familias se asentaron en Campo de Criptana eligiendo los barrios deshabitados, es decir, las zonas altas del pueblo. Es probable, pues, que el nombre de “Albaicín” y las tejas árabes de las casas de los alrededores se deban al asentamiento de los moriscos.

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Francisco Escribano, licenciado en Geografía e Historia y cronista de Campo de Criptana, nos aclara el concepto de 'Albaicín':